Normalmente se asocia la cerveza a una bebida para refrescar o para tomar sola en un bar o en casa, pero cuando llega la hora de la comida, sobre todo en los restaurantes, casi siempre se tiende a elegir vino. Quizás el motivo fundamental sea que la selección de cervezas en los restaurantes es muy limitada, por no decir inexistente.
Ante esta pobre selección, poco podemos hacer para acompañar una buena comida. Pero cuando estamos en casa, sí podemos disfrutar de una de las variadas cervezas del Club con nuestras comidas favoritas. Para los que hasta ahora no se hayan decidido a comer con cerveza, les ofrecemos cuatro motivos.
En primer lugar, la cerveza es más refrescante y quita más la sed que el vino. Esto es muy importante en el caso de comidas muy picantes, especiadas o platos pesados y con mucho sabor.
Como segundo motivo, la cerveza ofrece una mayor variedad de sabores y estilos y hay mucha más diferencia de sabor. Esto hace que haya más posibilidad de elegir una cerveza para una comida determinada. Además, los buenos vinos, normalmente tienen un acabado muy largo, que a veces pueden interferir con el sabor de un plato.
El tercer motivo es que la cerveza tiene menos alcohol y menos calorías que el vino, lo que permite no acabar una comida con una sensación de medio ebriedad si consumimos la misma cantidad.
Y como última razón, la cerveza cuesta menos que el vino. Hasta las cervezas de mayor calidad y que más nos pueden agradar son mucho más asequibles que cualquier vino de calidad, que puede tener precios desorbitados e incluso costar más que la propia comida.
Fuente: cervezasdelmundo.com / Foto: Luigi Diamanti
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